Tendiendo puentes entre el psicoanálisis y la ciudad

Reseña del segundo encuentro del Cursus Exprés ‘Lo serio es la serie’

El pasado viernes 19 de noviembre, la Biblioteca del Campo Freudiano de Barcelona nos propuso el segundo encuentro del ciclo ‘Lo serio es la serie’, bajo el título “Solo un capítulo más y me acuesto”. Una invitación a conversar en torno de las razones de la hegemonía actual de las series audiovisuales entre los espectadores de plataformas online.

En esta oportunidad, Estela Paskvan – psicoanalista de la ELP y la AMP -, y Francesc Vilà – psicoanalista de la ELP y la AMP, y actual director de la BCFB- conversaron con la investigadora en bioética y cine de la Universidad de Vic, Irene Cambra Badii.

El encuentro – como ilustró el título – nos propuso una tentadora invitación a cuestionar cómo el uso de lo audiovisual influye en la masificación del fenómeno serial.

Irene Cambra arrancó la conversación poniendo el foco en cómo la estructura narrativa ha cambiado con el tiempo: los seres humanos somos narradores desde siempre, pero los modos varían, y hoy es patente en el ámbito audiovisual el paulatino remplazo del cine por las series.

Para la investigadora, los profesionales que producen el contenido en las series audiovisuales articulan los niveles técnico y narratológico para construir una teoría de lo que se está mirando. Lo técnico, que representa una construcción del espacio, un análisis del montaje y una selección de las historias, conecta con lo narratológico, el modo de estructurar la narración, los elementos que configuran la trama y las intervenciones de los personajes. Así, Irene abrió paso a la cuestión: ¿Qué ideas se están construyendo en pantalla en estos momentos?

Estela Paskvan señaló que las series y los podcasts son nuevas formas de ver y escuchar que están vinculadas a la era de la digitalización. Lo relevante en cuanto a la forma es la prioridad de lo fragmentario sobre la unidad de sentido. Es el motivo por el cual algunos consideran que vivimos el fin de las historias, de la narración como tal. Pero la psicoanalista se pregunta hasta que punto hay comunidades en las que no se cuenten historias, concluyendo que el cambio reside en los nuevos formatos. Destacó la actual transformación producida por el capitalismo de las plataformas.

Un ejemplo de esto es el streaming bajo demanda, donde cada plataforma trabaja en función de los datos que recibe, observando el comportamiento de los usuarios a través de la creación de algoritmos que dicen y orientan qué temas serán mayoritariamente consumidos, y en base a esto, producen y distribuyen el producto – sabiendo casi a la perfección – cuál es el publico adepto a la propuesta.

Estela Paskvan incidió además en que en las series actuales, el uso del tiempo es diferente. Las series de varias y largas temporadas tienden a desaparecer. Por otra parte, es más difícil poder identificar autor, guionistas, productores, etc., incluso cambian de capítulo en capítulo. Las dimensiones hipnótica y adictiva pertenece a este orden, al orden de la era de la digitalización.

Sobre esto, Francesc Vilà añade que esta rapidez implicaría una pérdida del sentido y una sensación de ruido que incide en el cuerpo. La fragmentación de la voz y la mirada, sin el orden que dividía la historia en introducción, nudo y desenlace, convierte los datos en sonidos. La confusión genera interés y funciona como un truco técnico de enganche con el siguiente episodio. Es un consumo adictivo pensado para ello, que nos resulta interesante para poder entender las nuevas formas de uso de esos objetos que Lacan aisló como la voz y la mirada.

El boom de las series, que enlaza esa modalidad impasible que atiende el goce contemporáneo, presenta así temáticas que antes no se tocaban, y desvela el interés y la urgencia de un público por dejar atrás lo idealizado. Ahora los personajes que tienen defectos y que intentan hacer algo con ellos son los personajes favoritos, independientemente de si les resulta o no.

En concordancia con esto, y como ilustra el ensayo colectivo coeditado por Irene Cambra Badii, ‘Los trastornos mentales en las series’ (Ed. UOC, 2020), el tratamiento de la enfermedad mental es muy abordado, siempre respecto de cuestiones que a los consumidores les interesan: el suicidio, el acoso escolar o la violencia hacia la mujer (temas que en el pasado no se visibilizaban). La locura tiene algo de fascinante y enigmático que empuja a querer entender lo que acontece, incluso si la realidad que dibujan las series tienda a simplificar. Lo importante aquí, es que el consumidor pueda escoger lo que le gusta, en el momento que le gusta y al ritmo que le gusta, haciendo de cada espectador un VIP: hay un abanico de opciones que la plataforma ha creado para cada uno de nosotros. La apuesta, al parecer, ha dejado de ser un producto artístico concreto, en provecho del paquete audiovisual temático. A este respecto Irene Cambra apuntó a una frase que considera “provocativa”, enfatizando que como toda provocación, no es completamente cierta: “las ideas ya no se escriben en papel, se escriben en pantalla”. El encuentro en cierto modo la matizó, introduciendo un elemento que este mantra no presenta: las ideas se escriben, también, en conversación. La hubo en efecto, nutrida, en la mesa y con el público.

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