Ya desde los inicios, y con un largo recorrido teórico en medio, Freud plantea que la transferencia es un elemento fundamental del dispositivo analítico y, lejos de erradicarla, la asume por completo. Entonces, hay pensar que el psicoanálisis no es una clínica individual, un dispositivo de observación desde el cual se busca definir categorías objetivables; sino que es una clínica en transferencia. ¿Qué quiere decir esto? A grandes rasgos: la clínica psicoanalítica supone siempre a dos personas, es decir que es un lazo social.
Es así que la clínica supone una experiencia: el pasaje por la experiencia subjetiva de cada cual a partir de la demanda de ayuda profesional que nos convoca. Cuando un sujeto viene a consultarnos, lo que nos trae son “versiones de”, es decir, que son posiciones del sujeto ante lo que le rodea y, la versión que el sujeto tiene de aquello es lo que le trae sufrimiento.
Mommy (2014) es una película dramática canadiense de Xavier Dolan que parte de tres premisas: una madre viuda, un adolescente intenso y un diagnóstico que no dice nada. Este filme nos permite repensar, a partir del retrato que hace de la relación madre-hijo, la vacuidad de ciertos diagnósticos que se piensan casi sin los síntomas.
La película, que se sitúa en un distópico Canadá, empieza paradójicamente con una pantalla en negro y un texto que menciona una ley:
“En un Canadá ficticio llega un nuevo gobierno durante las elecciones federales de 2015. Dos meses después, se aprueba […] la polémica ley S-14, que estipula que los padres de hijos con problemas de conducta en una situación de apuro económico, peligro físico o psíquico, tienen el derecho legal y moral de confiar sus hijos a un hospital público, sin un proceso judicial”.[1]
Te estas pudriendo.
Lo sé, no paro de advertirlo
cada vez que te contemplo,
cuando admiro esos surcos
que engullen la plenitud
de lo que fuiste hace un instante.
Tú haces como si nada pasase
luces tu esplendor
como si fueses inmune
a la carcoma.
Estás muerta, lo sabes,
aunque juegues
a la perversión y al simulacro,
y llores en silencio
por el secreto
que te tortura.
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