Tendiendo puentes entre el psicoanálisis y la ciudad

El síntoma entre la pareja: ser síntoma de otro

A partir de la lectura del libro Normal People de Sally Rooney, el siguiente escrito abordará el tema del partenaire-síntoma en relación a los protagonistas Marianne y Connell. ¿Cómo el partenaire puede hacer síntoma?

A lo largo del análisis de estos personajes, desarrollaré brevemente el concepto de fantasma en torno al vínculo de la pareja: ¿Qué soy para el Otro? ¿Cómo se despliega el fantasma en una relación de pareja?

La escritora, a través de sus vívidas descripciones, logra escenificar momentos donde se pone en juego el concepto de síntoma en torno al partenaire. A medida que su relación continúa en el tiempo hay una trama que se va repitiendo, llevando a un final abierto donde aparece una nueva posibilidad para esta pareja.

Para abordar los interrogantes planteados tomaré el concepto de partenaire-síntoma introducido por Miller. A la vez, tomaré el concepto de fantasma de Lacan desde la óptica de Miller.

El síntoma entre el hombre y la mujer

Miller (2008), plantea que a nivel sexual la relación entre el hombre y la mujer pasa por el goce del cuerpo y goce de la lengua, es decir, que pasa por el síntoma. Entre el hombre y la mujer se encuentra el síntoma. Para que haya relación de pareja, a nivel sexual, supone que el Otro se transforme en el síntoma del parlétre. Entonces, ¿Qué es el síntoma? Es la investidura libidinal de la articulación significante en el cuerpo y, a la vez, es un modo de gozar. Este modo de goce es doble ya que es un modo de gozar del saber inconsciente y de la articulación significante, pero también, es un modo de gozar del cuerpo del Otro. El síntoma es un medio de goce, y si me encuentro ligado al Otro, es en tanto que el Otro para mi es síntoma, es decir, medio de goce de mi cuerpo. Ahora bien, el síntoma tiene una dimensión que no se puede atravesar ni franquear, sino que acompaña al sujeto a lo largo de su vida. La única salida posible es entonces es aprender a vivir con el síntoma y de esto se trata el partenaire-síntoma. En este sentido, el síntoma designa aquello con lo que cada uno tiene que vivir.

En el relato que hace Sally Rooney de los dos personajes, Marianne y Connell, se puede entrever en algunos pasajes como hay algo del síntoma que no se puede traspasar. A lo largo de la historia los personajes se encuentran juntos, pero no en una relación de noviazgo clara. Mantienen un vínculo que es único para ellos que comenzó en el secretismo, pero que luego continuó afianzándose con los años a pesar de nunca estar en una relación de pareja exclusiva con el otro. Ambos sienten un atracción enigmática que los lleva a mantener la relación hasta el final del libro.

En uno de los pasajes, la escritora describe los pensamientos de Connell cuando Marianne se va de su casa después de pedirle que le pegara durante la relación sexual. Es un momento confuso para Connell, que se queda pensando en esta demanda que deja entrever algo de un goce que va más allá de lo fálico. Al reflexionar sobre la relación, se da cuenta de que hay una pieza que falta, aparece algo enigmático que lo lleva a preguntarse por qué no puede dejar de estar con Marianne.

Miller (2008), cuando retoma la fórmula de Lacan “no hay relación sexual” dirá que los parletres, como seres sexuados, al formar pareja no lo hacen a nivel del significante sino a nivel del goce, y este enlace es siempre sintomático. Sin embargo, que no haya relación sexual no impide que haya una relación de goce con el partenaire-síntoma y que se formen parejas en las uno es para otro medio de su goce. Lo interesante está en pensar bajo qué condiciones el Otro se vuelve instrumento de goce.

Amar la alteridad

Al formarse una pareja, hay veces que se encuentra presente la idea de complementariedad. Sin embargo, al hablar de complementariedad nos encontramos en un plano más imaginario donde se trata de hacer encajar en el otro aquellos aspectos que son discordantes. Tanto Connell como Marianne, fueron formando otras parejas donde aparecen aspectos complementarios. En el caso de Connell, cuando está en pareja con Helen todo parece marchar bien ya que representa la novia ideal, querida por todos y aceptada también por su madre. En cuanto Marianne, se pone de novia con Jamie, un chico que proviene de su misma clase social y que es aceptado por su círculo de amigos universitarios cumpliendo aquí también algo del ideal imaginario. Sin embargo, Marianne siente la necesidad de reproducir algo de la sumisión que experimenta al estar con Connell, llevándose a cabo en un plano literal. Durante el sexo, Jamie golpea y ahorca a Marianne como un juego sádico-masoquista. Marianne verbaliza que no lo disfruta, pero cree que es la posición que debe tomar si realmente quiere mostrarse capaz de hacer cualquier cosa por el Otro para complacerlo.

La complementariedad busca encajar algo del goce de cada cual donde no logra regularse completamente. No es posible la complementariedad porque el goce introduce algo que sale por fuera del registro imaginario. Ahora bien, ¿Es posible integrar algo de la alteridad del Otro? ¿Amar algo de lo ajeno del Otro?

El partenaire más real de un sujeto es su propio síntoma, por lo tanto la búsqueda de un Otro en la pareja es como Otro de la alteridad que sea capaz de alojar su síntoma. El Otro como partenaire-síntoma, puede acoger algo de lo más íntimo y enigmático del sujeto sin gozar de ello. En el caso de la relación entre Marianne y Connell, se basa en una alteridad donde es posible articular algo del goce pulsional de cada cual. El Otro aparece como depositario del goce más opaco que lo aloja sin juzgarlo. El amor se basa en esta premisa, en encontrar en el Otro un espejo distinto que encarna algo de lo más ignorado de uno mismo. No se trata de buscar en el Otro, un tapón que construya la ficción de que en efecto la pulsión tiene un objeto perfecto e ideal como en la complementariedad.

En el último capítulo del libro, hay un momento donde Marianne corrobora que Connell había entendido que no era necesario lastimarla para que ella se someta a él, ya que con su forma de amar ella se sentía impotente y que le pertenecía sólo a él. La pregunta de Marianne pasa por si Connell la ama y qué pasará si se separan, ¿La echará de menos?

Este momento, ilustra bien cuando Miller (2008) habla acerca de la exigencia del partenaire-síntoma del lado femenino que tiene un carácter infinito que se encuentra a nivel significante bajo la demanda de amor. Aparece una demanda de amor como absoluta, ilimitada más allá de todo lo que puede darse como prueba, dado que ella se dirige al ser: “La demanda de amor deja al desnudo la forma erotómana: que el otro me ame” (Miller, 2008, p.415).

El síntoma nos enseña sobre un goce que pasa por un Otro que puede convertirse en un Otro más amable para cada uno. Uno puede amar y encontrarse con lo ajeno de uno mismo a través del Otro. Por lo tanto, ¿Puede haber casos donde el proyecto inicia donde termina la demanda narcisista de amor? Si tomamos el final abierto que propone Rooney, podría pensarse como un nuevo comienzo de la relación entre Connell y Marianne.

Partenaire fantasmático

El concepto partenaire-síntoma nos remite al fantasma. El síntoma está ligado al fantasma, pero Miller (2006) expone que se encuentran en vertientes diferentes: la del displacer y la del placer. El sujeto recurre al fantasma en contra de su síntoma, ya que cumple una función de consolación. La dificultad se encuentra entonces en que el síntoma es visto por el sujeto como una opacidad subjetiva, es decir, en forma de enigma, mientras que el fantasma se le propone como una dimensión de transparencia que hace como si su lectura fuera inmediata.

El fantasma, es un modo del sujeto para relacionarse con el deseo del Otro. Hay una dimensión del encuentro con el Otro como partenaire fantasmático, el sujeto trata de verificar en el Otro la manera en la que le gustaría ser reconocido y amado. ¿Qué tipo de objeto soy para el Otro?

A lo largo del libro Marianne y Connell se preguntan en varias ocasiones qué lugar ocupan para cada uno, respondiendo desde sus identificaciones fantasmáticas a la pregunta por el deseo del Otro que se pone en juego. Aparece en algunos pasajes del libro como Connell responde ante Marianne desde la posición de quien la va a proteger y salvar de sus debilidades, a la vez que Marianne se pone en la posición de sumisión para complacerlo, brindando su cuerpo como su objeto de pertenencia. De esta manera cada uno representa para el Otro el objeto fantasmático evitando encontrarse con lo traumático que permanece velado.

El encuentro con el Otro se sostiene en identificaciones del fantasma, pudiendo reconstruirse algo de esas identificaciones. En la estructura neurótica, el sujeto puede renunciar a su deseo y se somete al Otro con el temor de perder su amor. El deseo introduce entonces, una discordia en relación al Otro, ya que, el Otro espera algo de mí, pero yo deseo otra cosa.

Cuando a Connell le aceptan la beca para estudiar en EE.UU, al principio manifiesta que no va ir y está dispuesto a renunciar a su deseo para quedarse con Marianne en Dublín. Connell no siente que pueda encarar un proyecto donde no esté Marianne, aunque paradójicamente fue él quien aplicó secretamente a esa beca. Sin embargo, Marianne le insiste que vaya, porque entiende que él la ama y hay algo de su demanda narcisista de amor que se diluye dando espacio a un nuevo proyecto para los dos:

“But for her the pain of loneliness will be nothing to the pain that she used to feel, of being unworthy. He brought her goodness like a gift and now it belongs to her. Meanwhile his life opens out before him in all directions at once. They’ve done a lot of good for each other.” (Rooney, 2018, p.273)

A modo de conclusión

Luego de desarrollar el concepto de partenaire-síntoma que introduce Miller, podemos concluir que el síntoma es una condición en las relaciones entre parletres. El síntoma se encuentra entre el hombre y la mujer, es medio de goce y si uno está ligado a un Otro es en tanto que ese Otro, es para uno su síntoma y medio de goce de su cuerpo. Sin embargo, para que el Otro se vuelve partenaire-síntoma debe ocupar el lugar de la alteridad, es decir, alojar el síntoma de uno sin gozar de ello. Como Connell y Marianne, el partenaire es quien logra acoger algo de lo más real y enigmático de cada uno dándole un lugar. A la vez, el partenaire-síntoma representa ese resto sintomático que no se puede franquear.

En cuanto a cómo se despliega el fantasma en una relación de pareja, tomando los ejemplos de Connell y Marianne, es a partir de las propias ficciones que cada uno se arma para responder al enigma del deseo del Otro. Las construcciones fantasmáticas, pueden más o menos coincidir en una relación de pareja donde se pone en juego la necesidad de ser reconocido y ser amado por el Otro. El partenaire fantasmático, viene a ocupar aquel objeto que mantiene la estabilidad del propio fantasma, evitando el encuentro con lo traumático de cada cual que se encuentra velado. Por un lado, permite que el fantasma opere con su función de consolación frente a lo real, pero a la vez, dificulta el saber arreglárselas con el propio síntoma y su verdad, que es lo que vuelve al sujeto su partenaire. Como Connell y Marianne, se trata de que algo del propio fantasma se tambalee para poder saber hacer con el propio síntoma y así aprender a vivir con él como partenaire.


Bibliografía

  • Miller, J-A (2006) Dos dimensiones de la experiencia analítica: síntoma y fantasma (1982). En Introducción a la clínica lacaniana. Conferencias en España. págs 23-38. Barcelona: Editorial Gredos (Original 1982)
  • Miller, J-A. (2008) El partenaire-síntoma. Buenos Aires: Paidós
  • Rooney, S. (2018) Normal People. Reino Unido: Faber & Faber Ltd.

Disponible en español:

Rooney, S. (2018) Gente Normal. Trad. Inga Pellisa. Barcelona: Literatura Random House

Disponible en catalán:

Rooney, S. (2019) Gent Normal. Trad. Ernest Riera. Barcelona: Edicions del Periscopi SL (original 2018).

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