Tiempos de cobardía generalizada. La depresión como síntoma de época
La clínica de la angustia tiene un privilegio en los tiempos actuales en la medida en que se trata de una época caracterizada por el ascenso del objeto a al cenit social. Es una manera metafórica de decir que en nuestra civilización, donde antes había un significante amo, ahora está el objeto y éste suscita angustia. Lo que comanda la época capitalista es el objeto, adopte la forma que adopte, y en esta medida es que podemos pensar a la depresión como síntoma contemporáneo.
Para el psicoanálisis lacaniano, la depresión es consecuencia de que el sujeto haya cedido en su deseo. Es decir, se trata de una cobardía moral, una falla moral, en la medida en que el sujeto no se hace responsable de su propio deseo y del propio goce. La depresión en tanto síntoma de una época que lleva la marca del plus de gozar en el puesto del mando. Es decir, considero a la sociedad actual como solidaria a la depresión en la medida en que prima un discurso capitalista y un imperativo superyóico a gozar que no hace más que alejar a los sujetos de sus propios deseos. Es una sociedad donde la responsabilidad por el goce recae en cada uno, no hay Otro que nos justifique. El sujeto abandona la responsabilidad por su deseo y cede frente al goce. Por eso es que prefiero hablar de sujetos gozantes, en lugar de deseantes. Por lo tanto, ¿Goce y depresión son solidarios? ¿Podríamos decir que sostenerse en el goce se paga con depresión?

Un reflejo ficcional del sujeto híper-moderno
Tomo la novela de Michel Hoeullebecq, Serotonina, para ilustrar una serie de cuestiones referentes a la sociedad actual y al personaje protagónico de nuestros tiempos, el depresivo
Houellebecq elige a un héroe que refleja las miserias de la cultura, un hombre subterráneo que lamenta la pérdida de algo que puede no haber existido, un amor puro, o quizá tan sólo una “adhesión tardía a los códigos de la especie”. El protagonista, Florent- Claude Labrouste, es un depresivo de cuarenta y seis años, que detesta su nombre y se medica con Captorix, un antidepresivo que libera serotonina y que tiene tres efectos adversos: náuseas, muerte del deseo e impotencia.
Por un lado, me resulta interesante poder mencionar la cuestión del lazo social. Florent es un individuo muy solitario, que presenta gran dificultad a la hora de establecer lazos sociales. Los relatos sobre las relaciones amorosas consisten en meros fracasos, decepciones, algo del pasado. En cuanto a la amistad, nombra a un único amigo de la universidad con quién tampoco mantiene conversaciones y encuentros muy fluidos. Meras presencias con poca comunicación. “El tiempo de las relaciones humanas había caducado, por lo menos para mí”. Claro ejemplo de la época contemporánea donde, en el marco del discurso capitalista y de la inexistencia del Otro, cada uno en tanto individuo no tiene nada para hacer lazo social. Lo característico del discurso capitalista es que excluye el vínculo social. Lo que queda como fuente de relación es el síntoma, en el sentido del síntoma individual, singular y contingente. “Hoy en día el problema no es salirse del vínculo sino entrar en él y principalmente permanecer en el” (Soler,2001,p.86). Se trata de un individuo que posee un síntoma como único principio de vínculo social. Por ejemplo, Florent mantiene una relación con el psiquiatra en función de la receta por el medicamento Captorix, y organiza su vida alrededor de este antidepresivo. Síntoma egoísta, orientado hacia el goce y sin pasar por la mediación de ningún Otro.
Por otro lado, la cuestión del Captorix. Florent es un adicto a un antidepresivo, su prioridad es conseguir y tomar el medicamento, su vida se organiza alrededor de él. Es interesante pensar en el circuito cerrado del sujeto con el objeto, la ilusión de colmar la falta, un empuje constante al goce. Convierte un concepto abstracto, digamos, la falta de deseo, en un producto concreto, el Captorix. Para después, siguiendo la lógica del mercado que otorga a los productos valores absolutos, convertir una pastilla en una alegoría. Protagonista con la idea de que el medicamento puede cambiar la personalidad. El deseo está muerto en este sujeto. No solamente como una consecuencia de la época, sino como consecuencia de un medicamento que genera la pérdida de deseo. Florent no siente deseo por nada, ni por las mujeres ni por la vida. Es un sujeto sumergido en el puro goce. “Yo no sentía nada, radicalmente nada, a pesar de que pertenecíamos a la misma especie”. “Normalmente debería haber sentido algo parecido al deseo, no fue así”.
Finalmente, mencionar la cuestión del estatuto precario de la identidad en nuestros tiempos. Si bien Florent no se nombra como “yo soy depresivo”, es esa la identidad con la que se presenta. Vivimos en una época signada por la crisis de la identidad y oferta de identidades. Los “órdenes tradicionales” que supieron organizar la vida del sujeto han declinado: la religión, el Estado o la Nación, la familia. Es decir, las distintas instituciones que organizaban la vida. Vivimos en una época de una multiplicidad de identidades. Ellas son fugaces, he implican una identificación al todo; frágiles y efímeras. Etiquetas, “Yo soy…”. Del lado de lo imaginario del Otro, es éste quien te valida como “Yo soy…”. Quién eres tú para el otro y cómo tú te haces de esa identidad. En definitiva se trata de un intento engañoso del sujeto por nombrar su goce. Este último escapa a ser nombrado. Por ejemplo “Yo soy depresivo”, intento fallido de nombrar un goce, de etiquetarlo. Florent no nombra todo su goce, algo siempre escapa a ser nombrado. Hay un fracaso de las identidades porque el sujeto del inconsciente es vacío y evanescente. La angustia permanece y Florent es un claro ejemplo de ello. El psicoanálisis va en contra de esto, de la ilusión de ser uno. “Creerse uno es una ilusión, una pasión, o una locura según las diferentes formas en que Lacan ha podido nombrar al narcisismo” (Laurent, 2018,p.1). No es un “yo soy esto”, es un “yo gozo así”. Se trata de que el sujeto pueda saber algo de su relación con el objeto de goce, cuál es su manera de hacer con ese objeto. Hacia allí apuntamos.
Considero que Houllebecq ha hecho vibrar el imaginario colectivo con este tipo de personaje, depresivo y resto de la sociedad. Hombre reducido a su residuo corporal, expulsado de todo vínculo social. En relación a lo mencionado en apartados anteriores y a modo reflexivo: ¿No es llamativo que sus novelas, con este tipo de personajes, sean tan populares? ¿Por qué el personaje depresivo hace vibrar el imaginario colectivo en estos tiempos?
¿Hacia una nueva clínica?
Ante la particularidad del momento histórico que estamos viviendo frente la pandemia del COVID-19, me he permitido pensar varias cuestiones a modo de interrogantes. Introducir una pausa en el continuum de sin sentido en el que estoy inmersa, al igual que muchos otros supongo. ¿Qué particularidades adquirirán las depresiones luego del COVID-19? ¿Qué características tendrá esta nueva clínica? ¿Surgirán nuevas ofertas de identidades? ¿Cuáles? ¿Qué particularidades adquirirán los nuevos encuentros y las formas de hacer lazo social? ¿Hablaremos de una nueva clínica? Quizá es apresurado sacar conclusiones, pero considero oportuno el momento para dejar plasmada una serie de interrogantes e inquietudes. Por lo que a mí respecta, toda una incertidumbre.
¿Donde estará mi arrabal?
¿Quién se robó mi niñez?
¿En que rincón, luna mía,
volcás como entonces
tu clara alegría?
Veredas que yo pisé
Malevos que ya no son
Bajo tu cielo de raso
trasnocha un pedazo de mi corazón
(Tango Tinta roja, de Cátulo Catillo)
Referencias Bibliográficas:
- Berenguer, E.(2013) .El plus de goce en el puesto de mando. Freudiana. Vol 68.
- Houellebecq, M. (2019). Serotonina. París, Francia. Ed: Anagrama.
- Lacan, J. (1962-1963). El seminario. Libro X. La angustia. Buenos Aires: Paidós.
- Laurent, E. (2018). El traumatismo del final de la política de las identidades. La libertad de la Pluma. Vol 1-2.
- Miller, J.-A, (2005). El Otro que no existe y sus comités de ética. Buenos Aires: Paidós
- Soler, C. (2001). Declinaciones de la angustia. Ficha de cátedra pp. 79-96
Ismaray
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Muy interesante este artículo… me ha hecho encontrar sentido y reflexionar sobre muchas cosas… gracias!!!!
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