Tendiendo puentes entre el psicoanálisis y la ciudad

Un rechazo que se viste de ismos

“Se sabe que las bicicletas han tratado por todos los medios de remediar su triste condición social.  Pero en absolutamente todos los países de la tierra ‘está prohibido entrar con bicicletas’. Algunos agregan: ‘y perros’, lo cual duplica en las bicicletas y en los canes su complejo de inferioridad.”

Julio Cortázar
Historias de cronopios y de famas.

No es vieja la historia del rechazo al otro. Siempre ha estado ahí. Incluso en los mitos, como el de Caín y Abel, por ejemplo. Las guerras han portado esa bandera y la esclavitud y el colonialismo han dejado la impronta de la nula tolerancia cuando el otro es distinto. “América para los americanos”1 ¡¿Cómo olvidarlo?!

Por eso se puede decir que lo semejante es siempre menos difícil de tolerar. También lo diferente… cuando se lo tiene lejos. Pero a medida que las formas sociales cambian también lo hacen los objetos de este rechazo, así como las formas y oportunidades en que se manifiesta.

Speak Out by Amy Clark

El problema de la actualidad parece estar en que lo diferente se convierte cada vez más en nuestro vecino, mientras que el velo de Maya que nos intenta vender la ciencia (y el neoliberalismo) es que todos somos iguales (cuando en realidad, en lo social, las desigualdades no dejan de aumentar). Se dice que de uno a otro hay lo mismo. O debería haberlo. Pero, paradójicamente, la verdadera igualdad que debería haber, la de los derechos, se impide. Entonces, el rechazo a lo que no sea igual, para no decir idéntico, se hace más fuerte. Esto usa máscaras distintas, aunque su verdadero rostro es el mismo, el del racismo.

Jacques Lacan denunció durante varios años las nuevas formas de racismo cuando, por ejemplo, decía: “Nuestro porvenir de mercados comunes encontrará su contrapeso en la expansión cada vez más dura de los procesos de segregación.”2

Así, en grupos falsamente homogeneizados por discursos identitarios, siempre hay un punto en el que lo Otro parece ser invasivo, suscita el odio, el rechazo. De ahí se derivan los intentos de la supresión o normalización de su goce : “Dejar a ese Otro en su modo de goce, es lo que sólo podría hacerse si no le impusiéramos el nuestro, si no lo considerásemos un subdesarrollado […]”3 . Y podríamos agregar un friki, un okupa, un homosexual, un indio y un largo etcétera. O, más aún, sin poner adjetivos, se puede decir que lo que suscita el rechazo son formas distintas de hacer, de comer, de vestir, de amar, de usar el cuerpo. Como también hablar otro idioma, tener la piel más clara o más oscura, venir de un país pobre, ser homosexual, incluso llevar un peinado distinto, a lo Cindy Lauper, por ejemplo, son cosas que se convierten en signos de no pertenecer a esa comunidad imaginaria y por lo tanto de no participar de las mismas maneras de hacer.

Estos signos parecen alertar a los miembros de los grupos y aparatos de poder (la policía, la iglesia, la casta) para que, con múltiples medios, expresen en nombre de los pacíficos bienpensantes este rechazo que es en el fondo racismo. No es políticamente correcto decirlo, por eso se le disfraza de otros ismos. Catolicismo, nacionalismo, islamismo, sexismo, solo por nombrar algunos.  Todos ellos son incapaces de tolerar la diferencia más radical con el Otro.

Recientemente hemos visto manifestaciones de este rechazo: las nuevas medidas contra la inmigración, lo ocurrido alrededor de Charlie Hebdo o la historia que cuenta el documental Ciutat Morta. Son ejemplos que muestran la fuerza con la que, en alguna de sus aristas, se impregna la intolerancia ante las formas en que el Otro goza de su vida.

En Ciutat Morta, –historia que nos convoca especialmente–, tres jóvenes de origen sudamericano que no estaban ni en el lugar ni en el momento en que un policía salió herido, fueron detenidos por la policía tras ser elegidos casi a dedo. Suponemos que por su pinta, su peinado y también por su procedencia.  Otros dos jóvenes, que se encontraban en un hospital cercano, también fueron detenidos. Ella, con un estilo que quería evocar lo diferente a través de su imagen, y él, fueron tratados más allá de la injusticia. Es decir, golpes, silencio, corrupción, tortura. Hay que ver el documental (incluso la parte censurada por un juzgado de Barcelona) para saber de qué estamos hablando.

Vestidos, más vestidos falsos para el más simple desprecio ante un rasgo íntimo del Otro. De alguna manera, parece que el discurso de la ciencia y el capitalismo (porque el de la religión aún está re emergiendo) han logrado confundir a la mayoría, hacerles creer que diferente significa inhumano, indigno.

Queda preguntarse, como Lacan ya hacía en el año ’67, en una presentación sobre las psicosis infantiles, hablando también del racismo: “Cómo nosotros, quiero decir los psicoanalistas, vamos a responder a eso: la segregación puesta a la orden del día por una subversión sin precedentes.”4  Pregunta que se extiende a todo aquél que quiera resistir al discurso que hoy impera.

Sí, el racismo ha existido siempre y ha ido tomando nombres distintos y adquiriendo formas diferentes, cada vez más sutiles. En el siglo XVI se llamó colonialismo, esclavitud, encomienda, etc. Hoy las comunidades de goce son más pequeñas y “autónomas” y visten la imposibilidad de soportar al Otro con nombres como nacionalismo o libertad de expresión, como cuando esta libertad es la excusa para permitirse el insulto –¿pero acaso la libertad no tiene límites?

Hay aun más nombres del racismo que nos quedan por descubrir, para poder hablar de ellos y responder como merecen.

 

1    Frase con la que suele resumirse y hacer alusión a la Doctrina Monroe.
2    Lacan, J. (1967) Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la escuela. En: Momentos cruciales de la experiencia analítica. Manantial. Buenos Aires.
3    Laurent, É. (2014). Racismo 2.0. Consultado en línea el 24 de marzo de 2015. Disponible en: http://www.telam.com.ar/notas/201405/65169-pablo-chacon-erick-laurent-racismo-20.html
4    Lacan, J, (1987). Discurso de clausura de las Jornadas sobre la psicosis en el niño. En: El Analiticón. Psicoanálisis con niños. Correo/Paradiso. Barcelona.

Foto de Amy Clark, “Speak Out”. Algunos derechos reservados. No se han hecho cambios. www.flickr.com/photos/amyelizabethplease

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