Tendiendo puentes entre el psicoanálisis y la ciudad

El inconsciente femenino está vacío

Reflexiones sobre la II conferencias internacionales Jacques Lacan “Mujeres y Discursos”

Este pasado mes de mayo, en Barcelona, se realizaron las II conferencias internacionales Jaques Lacan bajo el título ‘Mujeres y Discursos’, dictadas por Marie Hélène Brousse. Mi interés en conocer la mirada sobre la mujer de esta prestigiosa psicoanalista radicaba principalmente en mi compromiso y participación activa en este momento histórico marcado la cuarta ola feminista [1], que prosigue hoy la lucha por los derechos de las mujeres. Me generaba un particular entusiasmo el espacio a tenor de las continuas críticas al psicoanálisis por el modo en que haría objeción a la mujer, a raíz de su supuesta defensa del falocentrismo. El hecho es que mi deseo por el saber analítico no podría separarse de mi ser mujer.

Durante mis periodos de formación en psicoanálisis, la idea de cómo esta práctica surge a partir de la elaboración de la teoría de la histeria femenina formulada por Freud, es algo que no deja de llamar mi atención. Freud daba lugar a las demandas de escucha de las mujeres, quienes rememoraban, a través del lenguaje, los hechos traumáticos que originaban sus síntomas. La histeria, asociada al complejo de Edipo que fue formalizado más tarde por Lacan a través de la formula de la metáfora paterna, construyó los cimientos del psicoanálisis, dentro de los cuales se encuentra la lucha de las mujeres por la igualdad entre los sexos.

La contribución del psicoanálisis, tanto para las mujeres como para los hombres, reside en la escucha de sus vivencias y no en la formulación de enunciados normativos. La norma, que intenta alcanzar lo universal, pierde existencia en la medida en que es un ideal ajeno a lo real [2]. Los discursos están hechos para dominar, haciendo uso de la palabra, del cuerpo y la lengua. El discurso psicoanalítico es aquél que trata de operar sobre los otros discursos yendo más allá del “para todos”. Sobre esto, Marie Heléne Brousse tuvo mucho que decir [3], proponiendo una mirada de la mujer alejada del falso universal. Esta apuesta contribuye  al avance de los saberes y costumbres que favorecen la batalla contra las discriminaciones que sufrieron y sufrimos.

La feminidad atribuida.

La estructura de la metáfora paterna puso como referente simbólico el falo, siendo la construcción de la mujer una constitución alrededor de la ausencia y la falta. En el momento de la salida normativizante del Edipo, el niño reconoce no tener lo que verdaderamente tiene en el caso del varón, y lo que no tiene en el caso de la niña. El registro que hace la niña de su posición disimétrica traduce su condición de no-toda fálica.

La imagen del cuerpo y de los órganos genitales regidos por el significante amo que era el padre sugiere en las teorías de género un padre obsoleto [4]. Ello pone en cuestión la presencia, en la imagen del cuerpo, de lo sexual como una certeza que no dependería del Otro, sino exclusivamente del ego. Cada cuerpo hablante enuncia su identidad sexual, que escapa al binario significante hombre-mujer, fragmentando al nombre del padre. El deseo nunca se podrá inscribir desde el universal [5]: el goce, que viene de la separación y de la extensión del término todo, sitúa a la mujer del lado del no-todo, presentando un goce sexual no fálico, tan cristalino como vacio de palabra.

Los discursos, que implican hacer y pensar a partir de un modo de goce, posicionan lo femenino como algo que no está regulado por un centro unificador. El goce femenino es aquello que se experimenta, pero es irrepresentable a la lengua. Un goce que no puede ser negativizado por el significante del falo.

Es así como las estructuras jerárquicas más tradicionales [6], organizadas a partir del Nombre del Padre, buscan un centro fijo y un conjunto que se refiere a ese centro organizador. Lo masculino, que hace lazo social, explicita el rechazo a ese femenino alejado del todo, posicionándonos a nosotras “Las mujeres” quedamos como objetos perdidos en el discurso que hace lazo. A nosotras, se nos concibe como esa mera extensión del imperio del género femenino que desborda lo masculino.

La lucha por el vacío. Toda vuelta atrás es imposible.

El discurso del psicoanálisis no busca enseñar ni dominar. Esta ausencia de universalidad es su feminización. Lo femenino en lo analítico se encuentra en el lugar del vacío, en qué hacer con ese vacío desde la singularidad del síntoma, presentándose como un refugio en el momento que es vivido como angustiante y aterrador.  

Quizás, uno de los problemas del movimiento feminista para las sociedades ha sido posicionarse como dominante. Cuando el ser hablante se posiciona como dominante, pasa a ser parte del discurso del amo. El feminismo denunciaría de caer en esa lógica una especie de dominio del lado de la mujer por esa inconsistencia de la masculinidad representada por el todo. Así, por ejemplo, el derecho al aborto podría ser percibido como el dominio de la fecundidad.

En este sentido, puede concebirse que al hablar de lo universal dejas de hablar de lo real para hablar de lo imaginario. En cuanto al patriarcado, como forma de organización social, fue poseedor de invariantes antropológicas válidas para todas; para la autoridad paterna una mujer no es más que una modalidad de objeto de perversión, de esclavitud. Esto resulta hoy socialmente imposible de sostener.

 Si bien los significantes permanecen en la historia, también van recibiendo significaciones diferentes, ya que donde hay lenguaje hay educación del lenguaje. Cerrar los ojos y negarlo no es una actitud analítica. No hay un Nombre del Padre que tenga un significante en común. El falo, conviene recordarlo, no pertenece a nadie: solo el Padre Ideal disponía de él… en la época que era ideal [7]. El padre como nombre pasó, pero al orden del Nombre del Padre le sigue hoy el nombre más real de la función fálica: la madre. Su hegemonía puede desembocar también en una ley de hierro de lo social.

Katie Bouman fue la cara visible en las redes sociales del equipo de más de doscientas personas que hizo posible la primera imagen de un agujero negro: es la que ilustra este texto.

Notas

[1] Movimiento diversificado del feminismo que surge en la segunda década del siglo XXI.

[2] Brousse, M (11 de Mayo, 2019) II Conferencias Internacionales Jacques Lacan “Mujeres y Discursos” Barcelona.

[3] Brousse, M. (19 de marzo, 2015) Exposición presentada en el evento llamado “paralelo” organizado por la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) en Nueva York.

[4] Brousse, M. H. (2018). Feminismos, variaciones y controversias. p.77-78.

[5] Brousse, M. (11 de Mayo, 2019) II Conferencias Internacionales Jacques Lacan “Mujeres y Discursos” Barcelona.

[6] Gorostiza, L. (22 de Diciembre, 2014) ¿La feminización del Mundo? Entrevista a Leonardo Gorostiza emitida por Radio Lacan en el marco de las XXIII Jornadas Anuales de la EOL. P. 57.

[7] Brousse, M. (11 de Mayo, 2019) II Conferencias Internacionales Jacques Lacan “Mujeres y Discursos” Barcelona.

Referencias Bibliográficas

Bassols, M. Basz, G. Brousse, M. Camaly, G. Chamizo, M. Gorostiza, L. Greiser, I. Grinbaum, G. Laurent, E. Mildiner, K. Miller, J. Musachi, G. Naparstek, F. Vargas, R. (2018). “Feminismos variaciones controversias”. Grama Ediciones, Buenos Aires.

Brousse, M. (2015) “Lo que el psicoanálisis sabe de las mujeres como género” Blog independiente, Psicoanálisis inédito.

Miller, J. (2013)”El Lugar y el Lazo” Paidós, Buenos Aires.

Lacan, J. (1957-58). Seminario 5: Las formaciones del inconsciente. Paidós, Barcelona, 1999. Cap. X y XI.

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