Tendiendo puentes entre el psicoanálisis y la ciudad

Reseña de David Cronenberg. Infecciones y mutaciones narrativas, de Oriol Alonso Cano

La obra del director canadiense David Cronenberg (Toronto, 1943) lleva décadas siendo objeto de estudios. Mientras esperamos la llegada de su último filme The Shrouds a nuestras pantallas -si no las grandes, al menos las domésticas vía streaming-, nuestro habitual Oriol Alonso Cano devuelve a Cronenberg cierto foco de atención con un ensayo que lleva por subtítulo Infecciones y mutaciones narrativas.

Lo primero a destacar de este libro es su originalidad. El autor esquiva la entronización de Cronenberg como Rey del terror venéreo en la primera etapa de su filmografía y la recurrente comparación de ésta con sus etapas posteriores. En su lugar, ofrece un punto de partida distinto, podríamos decir inédito: el de su vocación literaria.

Nos dice Alonso Cano que Cronenberg siempre quiso, por identificación a su padre, ser escritor. Criado en un hogar cuyas paredes estaban cubiertas de libros, escribió su primera novela -así se ha referido David en retrospectiva a un texto de tres folios- a los diez años de edad. Más tarde, envió relatos a diversas revistas especializadas y recibió a cambio muchas negativas, pero también algún premio. Finalmente, Cronenberg no publicó su primera novela hasta 2014, tras haberse consolidado como uno de los realizadores más visionarios del cine contemporáneo.

Para el autor, ese incipiente Cronenberg no logró encontrar una voz literaria en tanto su escritura estaría demasiado infectada por la de sus admirados Nabokov y William Burroughs, entre otros escritores. La enunciación singular, nos dice Oriol, la va a encontrar en el medio cinematográfico. Una enunciación que irá, a su vez, mutando. Si en sus primeros filmes es “orgánica y palpitante”[i], el viraje se producirá a partir de La zona muerta (1983), adaptación de una novela de Stephen King. Esta cinta marca el punto en el cual comenzará a prevalecer “el poder de lo mental sobre lo orgánico”[ii] dentro de la obra cronenberiana. El filme Inseparables (1988), que cuenta con capítulo propio en el libro, constituiría el cénit de ese viraje hacia lo mental.

Lejos de fascinarse con la imaginería más violenta del canadiense, Alonso Cano destaca su romanticismo existencialista. El propio Cronenberg se ha definido en diversas declaraciones como un romántico[iii] , de lo cual se hace eco Oriol para situar su más célebre película –La mosca (1986)- como una trágica historia de amor. En la misma línea, puntúa el desenlace de Crash (1996) como la culminación de ese existencialismo romántico bajo la forma de un paradójico happy end.

No faltan en este ensayo las referencias al psicoanálisis. Nos indica su autor, siguiendo con la cuestión romántica, que la obra cronenberiana ilustra el aforismo de Lacan sobre la no existencia de la relación sexual entre los seres hablantes. Filmes como los mencionados Crash e Inseparables pondrían de manifiesto que “no existe realmente una relación sexual con el otro cuerpo, sino con la fantasía que se tiene del Otro.”[iv]

Mención aparte merece el inconsciente y su relación con lo corporal. En la filmografía del canadiense, esta relación es la de una infección recíproca, según Oriol: “El inconsciente, (…), se tatúa en lo físico, emerge en el cuerpo descontroladamente (…) y sitúa al sujeto en un contexto de desorientación absoluta. Simultáneamente, el cuerpo, (…) no deja de torpedear y (re)configurar ese inconsciente parasitario.”[v]

Sabemos, como mencioné antes, que Cronenberg pudo finalmente realizar su anhelado debut literario en 2014 con la novela Consumidos. Y para no desvelar más las vísceras del ensayo que nos ocupa, me detengo aquí. Si ya andan preguntándose cuán infectado del lenguaje cinematográfico resultó finalmente este debut, lean el libro de Oriol Alonso Cano. Un texto, si no inmunizado, al menos poco contagiado de los significantes amo que parasitan los discursos contemporáneos. De modo que, podemos decir que el autor tiene -como Cronenberg- un lugar de enunciación propio. Y tal cosa siempre es digna de reseñar.


Notas

[i] Alonso Cano, Oriol. David Cronenberg. Infecciones y mutaciones narrativas, Ediciones del subsuelo, Barcelona, 2024, p. 15.

[ii] Ibid. p.16.

[iii] “Soy un romántico”: David Cronenberg habla del corazón detrás de sus obras maestras de terror corporal – Rolling Stone en Español

[iv] Op.cit. p. 42.

[v] Ibid. p. 70.

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