Pasolini
40 años después.
Se le conoce más por su cine, es cierto, pero quien se adentre en su obra sabrá que ante todo fue un poeta. El 2 de noviembre de 2015 se cumplirán 40 años de su misteriosa muerte. Tal vez provocada por motivos políticos, sexuales u homofóbicos, o por el gran malestar que causó su último film, “Saló o los 120 días en Sodoma”. Hay quien dice que él se lo buscó. No entraremos a discutirlo. Entraremos más bien por esta puerta para preguntarnos sobre el legado de un artista tan polémico y multifacético como Pier Paolo Pasolini.
Este año, tanto en Italia como en España, se realizarán una serie de actividades para recordar a Pasolini y discutir temas relacionados con él. Esto quiere decir, desde política y pedagogía, hasta sexo y capitalismo. De esta conmemoración forma parte también la última película de Abel Ferrara presentada en el último festival de cine de Venecia, titulada simplemente “Pasolini”[1], que intenta dar cuenta de las últimas 48 horas de vida del poeta. Una vida que roza los límites y los atraviesa en muchos sentidos.
La obra de Pasolini nos permite muchas lecturas y su biografía es un gran apoyo para ellas. Obra y autor se mezclan, una se deja ver en el otro y viceversa, pues la primera es vastamente autobiográfica. Pero hay algo que revela ser central: la escritura. Pasolini escribía poesía desde los 7 años.
A partir de entonces, nunca dejó de hacerlo. Incluso en el cine, su intento era escribir mediante las imágenes. Escribir algo que jamás se había escrito. Era poder decir algo más allá de lo que las palabras habían nombrado hasta entonces. Sus intentos fueron fallidos, pues siempre intentaba hacer algo más, escribir una cosa más que al fin lo dijera todo. Así, en su infinita obsesión de narrar hasta el infinito y de crear una nueva lengua se fueron tejiendo sus diversas poesías, novelas, ensayos, películas y ¿por qué no? también algunos de sus actos..
Me parece que el interés en Pasolini como artista radica en esto, en su escritura y en la forma en que intentó hacer pasar esta a través de la imagen. Es lo que testimonia con sus películas y lo que intenta, de manera reiterada, decir con lo que él mismo llamó “Il cinema di poesia”.
Algunas de sus ideas fundamentales son que la operación del escritor es una invención estética, en tanto éste puede inventar nuevos significados para las palabras, mientras que la del cinematógrafo es primeramente lingüística y luego estética, ya que él trabaja con lo pre-gramatical que hay en las imágenes y que las hace concretas pero abstractas a la vez.[2] Sus propuestas fueron discutidas por cineastas, lingüistas y filósofos, pero lo que quedaba claro es que para Pasolini cine y escritura iban de la mano. Lo que no podía ser dicho con una, se diría con el otro.
En cualquier caso, tras una larga serie de intentos que siempre tenían para él algo de fallido, muestra cierta fatiga -lo vemos en retrospectiva-, y llega a formular que lo mejor era hacer como H. Michaux, quien inventó un nuevo alfabeto. Él no lo hizo, pero en cambio, escribió “Petrolio”, una de las obras que dejó inacabadas y en la que manifiesta su más puro y exaltado deseo de escribir, sobre cualquier cosa, de narrar una cosa contenida en la otra y así hasta el infinito.[3]
Por otro lado, nos interesa también lo que causaba todo esto. Quizás esa desesperada vitalidad, que no solo se hizo poema sino que adquiría en él diferentes formas. Algo muy profundo en su vid parecía siempre desesperado, haciendo de la pasión y el placer del cuerpo algo perentorio, como al acecho de eso que jamás encontraría. Esto lo podemos rastrear en sus biografías, en sus películas y poesías autobiográficas, en las múltiples entrevistas en las que habla de sí mismo cuando habla de su obra. En este breve artículo no entraré en esos detalles, pero recomendaré la lectura de la biografía realizada por su primo Nico Naldini y también la escrita por Enzo Siciliano, así como la película “Edipo Rey” y las obras de teatro “Orgia” y “Bestia da Stile”.
Quien vea las películas de Pasolini no las verá de igual manera si también lee su obra escrita. Ahí también podrá acercarse a algo del por qué Pasolini es ahora visto como alguien adelantado a su época, un escritor que dejó ver en sus constantes denuncias y señalamientos contra el capitalismo y la educación, solo por citar algunos, que la época de la homogenización de los cuerpos y del lenguaje estaba al doblar la esquina. Que lo que el fascismo no había logrado lo lograría el consumismo. Es a lo que asistimos hoy en día.
[1] Aun no en carteleras de cine en España.
[2] Pasolini, P. (1991). Empirismo Eretico. Il cinema de poesia. Garzanti. p. 170, 172. (la traducción es mía).
[3] Pasolini, P. (2005). Petrolio. Mondadori. Milano.