El pasado viernes 8 de octubre tuvo
lugar en la Biblioteca del Campo Freudiano el primer encuentro del Cursus
Exprés: Lo serio es la serie. Esta
sesión inicial, que llevó por título Art,
art, art… and the market, fue presentada por nuestros colegas Neus
Carbonell y Héctor García, que contaron con dos invitados. Por un lado, la
doctora en Comunicación por la UPF Cloe Masotta. Por el otro, el filósofo y
poeta Oriol Alonso Cano.
Este artículo es una lectura personal suscitada por el visionado de la película “Titane” (Julia Doucurnau, 2021) vigente ganadora de la palma de oro en Cannes. Contiene multitud de spoilers, por lo que si el lector aún no ha visto la película, le invitamos a hacerlo antes de proseguir con la lectura.
Titane, ganadora de Cannes 2021, retoma la fascinación del cuerpo de la estética de La Nueva Carne… y es quizás una película sobre cómo partir del goce mortífero para llegar a Un padre. La articulación entre el cuerpo y el llamado al padre nos permite, de la mano del film, pensar el goce de éste más allá de su père-versión, es decir, del modo en que habría hecho de una mujer la causa de su deseo. Es lo que el presente texto explora.
Este artículo no contiene spoilers propiamente dichos del film Titane (Julia Ducournau, 2021). Sin embargo, sí incluye un análisis particular del film que busca hacer legible parte de su estructura. Aunque no se revele la historia de la película propiamente dicha, leerlo antes de verla puede no ser lo más indicado.
«Tot va començar durant les meves primeres pràctiques. Aparentment, havia estat de sort. Em va tocar un servei capdavanter, un equip molt dinàmic, amb resultats espectaculars. De fet, però, va ser un xoc per a mi. Jo creia que un metge és un clínic en el sentit propi de la paraula: un que s’asseu al llit del malalt i abans que res parla amb ell. Això no devia ser fals del tot, ja que alguns dels meus companys ho van viure així i van continuar els seus estudis. Però en el meu sofisticat servei, els metges ja no s’asseien als llits dels malalts. Estaven més pendents de pantalles, de gràfics i dels resultats del laboratori que del que poguessin dir-los els pacients. Comparat amb el que jo buscava, no em trobava ben bé al lloc en aquella medicina de punta, en què tant el cap com el seu equip només pensaven a publicar en el proper congrés una tècnica operatòria que acabaven de desenvolupar. Cada vegada em sentia pitjor. Un bon dia em vaig adonar que, en els meus moments lliures a l’hospital, passava més temps amb els pacients, les infermeres o les secretàries que amb els metges.»
El interés del psicoanálisis por el arte existe desde los trabajos iniciales de Freud, aplicando su teoría a obras como la Gradiva de Wilhelm Jensen y el Moisés de Miguel Ángel, así como en comentar autores como Leonardo Da Vinci y Dostoievski, entre otros. Además trató el rol de la fantasía en su trabajo de El Creador Literario y el Fantaseo (Freud, 1907), así como en sus escritos sobre el Interés del psicoanálisis para la ciencia del arte, donde comenta que el ejercicio de este es el apaciguamiento de deseos no tramitados (Freud, 1913). Lacan por su lado ha referido al arte tratándolo desde sus propios conceptos como la dialéctica del deseo, el objeto a, lo real, y la falta, y por sobre todo considerándolo como un modo de organización alrededor del vacío (Lacan, 1959). Autores post-freudianos han retomado el tema de la creatividad y el arte, basándose principalmente en conceptos de Wilfred Bion, Donald Winnicott y Melanie Klein, entre otros.
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