Tendiendo puentes entre el psicoanálisis y la ciudad

Violencia…más allá.

La violencia actual-izada, la que no deja de mostrarnos dolor, muerte, racismo, injusticia constantemente y que está aliada al mandato de la imposición utilitaria que la actualidad propone. No es sorpresa que cualquier tipo de violencia haga match con el capitalismo. En su compatibilidad se piden más; su presencia insistente no les basta, porque no conocen los límites de la palabra. Además, que bajo la ¿lógica? de que todo es mercancía con objetos a la venta que con caducidad instantánea impulsan a una fuerza insaciable de consumo que se enfoca más en el tener y no en el ser.

En sus descripciones pretenden ser más homogéneos, atrapando hasta el ocio y descartando todo aquello que no les parece productivo. Algo muy similar que hacen con el sujeto, situándolo como un objeto uniforme más de consumo en ese catálogo -aplicación. Es solo una de la parte cruel que este ¿sistema? de cifras e imágenes tiene para ignorar la vida y la muerte.

“Corriente” de Gala Pereira.

Marcelo Quiroga Santa Cruz (Político asesinado y desaparecido durante el Golpe de Estado en Bolivia por Luis García Meza Tejada y Luis Arce Gómez) hace décadas escribió:

“Un muerto impresiona más que mil muertos. De uno se sabe su identidad. De muchos solamente el número. La muerte individual es un suceso humano. La muerte masiva adquiere un carácter manifiestamente estadístico”

Considero relevante citarlo, no solo debido a la creciente recurrencia de atentados violentos, sino porque lo estadístico es muy importante para camuflar y desinformar sobre la magnitud de violencia a la que estamos expuestos día a día. Al ser un dato más, la violencia le saca provecho a esa complicidad que por más atroz que sea su manifestación probablemente después aparezca un anuncio publicitario que se encargue de dispersar y limpiarla.

Vuelvo y recurro a esta experiencia-anécdota más cercana de hace algunos días en los Jardines del Baix Guinardó en Barcelona que no ha sido nada más- ni nada menos que un intento de búsqueda de palabras al acercarme hacia personas aleatorias para pedirles que me digan su significado de violencia en la actualidad. Aunque, para algunos, sin mucho éxito en cuanto a cantidad de personas y por mi inexperiencia al momento de acercarme, pude rescatar lo siguiente de una mujer que lo primero que hizo fue señalarme su celular; “Mira, de eso ahora, ahora yo no me miro nada, nada de nada. Mis hijos que me tienen prohibido los videos al grupo del whatsapp, que uno que se enoja y me dice que tal video es falso, que el otro me dice que nada…que me tratan de tonta y ¿qué voy a saber si los videos caen como bombas al móvil?”

Me llamó la atención su salto de un extremo a otro, de ese exceso de información a no informarse más-nada. Esa nada insistente y que me expresó como – ¿qué esperas que te diga? ¿qué más puedo decir que no hayan dicho? Preguntas que me retornaron y me pusieron en una situación similar de no saber cómo responder. Después, pude apoyarme en la palabra bomba, que asume una importancia particular en el contexto actual. No solo debido a la reciente película de Christopher Nolan, sino también por haberse convertido en un fenómeno viral en las redes al compartir su estreno mundial con Barbie de Greta Gerwig y fusionar ambos títulos a un chiste de pésimo gusto llamado Barbenheimer.

Aunque algunos podrían tachar el ejemplo de susceptible, la posición cómoda de la violencia y el capitalismo que no encuentra mayores obstáculos para incorporar cualquier elemento al mercado bajo el nombre de estrategia de marketing, actúa como ese parásito de degradación que constantemente nos impone el feroz-consumismo. Esto demuestra que no le importa la historia, el sujeto, porque todo le vale y todo le da igual.

Al psicoanálisis no todo le da igual y hace una distinción precisa para trabajar dos conceptos fundamentales relacionados con la violencia en la actualidad: agresión y agresividad.

La agresividad trabajada por Jacques Lacan está desarrollada en el Estadio del Espejo como algo estructural en el sujeto. La describe como una tensión agresiva entre la falta de coordinación del cuerpo del niño/a y su imagen completa. Es precisamente esta tensión agresiva la que se comprende dentro del orden de lo imaginario, ya que opera esencialmente con la imagen (a-a’).

Otra característica de la agresividad es cuando se presenta como una intención. Esa intención que siempre se presenta con un sentido en el sujeto y está vinculada al lenguaje.

Esa intensión agresiva, va dirigida al otro (como semejante) por lo que existe un cierto reconocimiento del otro. Si bien la intención puede incluir un acto, hay que tomar en cuenta que el acto agota y anula a toda intención. Es en este punto donde se presenta la tendencia a la agresión; tendencia que está marcada por la pulsión de muerte y la violencia.

La violencia se presenta de manera bruta, desmedida, sin sentido y el resultado de que la represión no operó. Es la satisfacción de la pulsión de muerte, no actúa como una sustitución de satisfacción pulsional, sino que actúa como la pulsión misma. Esta idea que Freud contrastó entre Eros (vínculos, amor, odio) y Tánatos (violencia, fragmentación, muerte). La violencia anula, elimina al otro y no lo reconoce. Si bien la pulsión de muerte es primordial y originaria en el sujeto, al tratarse de una pulsión su manifestación es distinta. Esta pulsión es la que le exige al sujeto, cada vez más y más para llegar a esa satisfacción plena, la cual es imposible, pero que es un mandato que está respaldado por la actualidad del consumo. Empuja a repetir compulsivamente y el sujeto va sobrepasando sus límites exponiendo su vida a ese riesgo del todo es posible/nada es imposible. Dos extremos que manejan las riendas del mundo actual y por el cual la violencia se infiltra, siendo ilocalizable, sin límites y sin sentido.

Tratando de seguir los residuos de la violencia en complicidad con el consumo excesivo y el exceso, la violencia se hace más visible cuando se aloja en determinadas poblaciones con el único fin de confirmar prejuicios. Escribo esta parte recordando que hace algunos meses asistí a una digámosle -conferencia de violencias- en la que se comentaba desde una posición intelectual y en base a muchos autores sobre este fenómeno actual. Sin embargo, cuando mencionaron algo respecto a la situación migrante no pude concentrarme más porque me vino a la cabeza el (en ese entonces) reciente hecho ocurrido Ciudad Juárez, México, con el incendio de una estación migratoria que había dejado 39 migrantes muertos y otros 30 gravemente heridos. Me hice algunas preguntas; ¿La violencia se siente cómoda cuando se la pretende teorizar-racionalizar? ¿Hablamos o comentamos la violencia?

El capitalismo y la violencia se están devorando todo a tal punto de pensar que existe una sola manera de funcionar y que -además- tiene que ser racional/funcional. Esta homogenización es la herramienta que se está encargando de convertir todo aquello a una sola forma de olvidar la diversidad. Ocurre cuando las creencias de comunidad que no pertenecen a los grupos de poder se las califica como supersticiones, ideas ignorantes o susceptibilidades. Ese grito de –sálvense quien pueda– de los que están acostumbrados a lanzar bombas.

Toda esta mezcla no es nada más que un intento que tengo para acudir de a poco a la palabra y hacer frente a la violencia. Seguir buscando sobre si estamos perdiendo ese deseo de crear comunidad, convivir y amar y si la noción de semejante está tan quebrada que los sentimientos de vulnerabilidad ante los hechos impunes junto al mercado capitalista siguen implementando tecnologías que nos hacen cada vez más indiferentes, centrados únicamente en situaciones egoístas y más desconectadas.

A la violencia, más allá, hacerla inexistir donde se cree en la subjetividad y en la interdisciplina, así anything goes; reafirmando que cada persona es un universo-singular y que la pulsión de vida es igual de indispensable que la pulsión de muerte. Aunque a veces no encontremos las palabras, es seguir apostando y creyendo en la profundidad, en ese vacío, ese psicoanálisis.

Bibliografía.

Freud, S. (1920). “Más allá del principio del Placer”. Obras Completas, t.XVIII. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Han, B. C. (2022). Capitalismo y pulsión de muerte: artículos y conversaciones. Herder Editorial.
Lacan, J.A. (1948): “La Agresividad en Psicoanálisis”, Escritos I, Buenos Aires, Siglo XXI Editores (trad.: Tomás Segovia)
Lacan, J.A. (1949): “El Estadio del Espejo como formador de la función del yo (je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica”, Escritos I, Buenos Aires, Siglo XXI Editores (trad.: Tomás Segovia)
Miller, J.A. (1991): “Agresividad y Pulsión de muerte”, Fundación Freudiana, Medellin.
Miller, J-A y Laurent Eric (2005): “El Otro que no existe y sus comités de ética”, Buenos Aires, Paidós Buenos Aires, (trad.: Nora González)
Miller, J-A “Niños Violentos”, Intervención de Clausura de la 4ª Jornada del Instituto del Niño.
Peckel, B., & de Halleux, B. (2003). Hacer inexistir la violencia. Cuadernos de Psicoanálisis.
Quiroga, M. (1984). Hablemos de los que mueren. México, Tierra del Fuego.

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